miércoles, 12 de noviembre de 2014

Lisboa, el primer destino

Y aunque no era u destino elegido por mi, ni había nada que me llamará la atención de este país, (Perjuicios que a veces tenemos  de los lugares, los sitios cercanos y no nos motivan para descubrirlo, hay que romper esos perjuicios para dejarse sorprender) Lisboa me fascinó desde el primer día.
Todavía sin aterrizar en tierras lusas, mis sensaciones no eran las mejores, pero necesitaba desconectar de mi rutina diaria y Lisboa era la excusa ideal.

Nos registramos en el hotel que unos meses antes habíamos elegido, y dimos los primeros pasos por la capital de Portugal, atravesando la Av. Libertad, pasando por la Estación Rossio, bajando por la Rua Agusta hasta la Plaza del Comercio.

Nos levantamos temprano y previo desayuno, nos fuimos a callejear hasta llegar a  la plaza LUIS DE CAMÕES.
En dicha plaza dan comienzo los tan de moda FREE WALKING TOURS -hay bastantes reseñas de estos tours -Sofía y yo los conocemos de otras ciudades así que sabemos con lo que nos vamos a encontrar (gente muy preparada y conocedora de la ciudad, además de estar dispuestos para cualquier inconveniente que pueda surgir) fue la primera toma con Lisboa, sus riquezas, sus miserias y por supuesto las cicatrices que deja el paso de los años, en este caso las cicatrices de un gran terremoto,el 1 de noviembre de 1775. 
Las consecuencias y cifras las dejo para los guías, ellos son los que saben.
Una de las primeras cosas que aprendimos al llegar fue la forma de pedir café: pingado, galeno, bica; El café es uno de los productos que no posee IVA, por ende, posee unos precios impensados en Europa -desde 65cts-.

Recorrimos la Plazoleta de San Carlos, en la cual hay tres atractivos: Teatro de la Ópera, la estatua homenaje a FERNANDO PESSOA , enfrente de ella en el cuarto piso pero en el año 1888, un 13 de junio nació este escritor, sin dudas uno de los tantos iconos culturales que Portugal ofrece, y con la particularidad que este autor firmaba bajo distintos seudónimos -Alberto Caeiro, Ricardo Reís, dos de los nombres con más relevancia-.
Muy cerca, a pasos se encuentra el Elevador de Santa Justa (si conoces Salvador de Bahía verás que es similar al Elevador La Serna), el elevador comunica la parte alta con la baja de la ciudad (Baixa) y brinda una terraza para admirar la ciudad desde otro lugar.
La Plaza del comercio, denominada como Terreno de Paso, donde antiguamente se localizaba el Palacio Real, el cual fue destruido tras el fatídico sismo.
Es una plaza abierta, seca que mira al río Tajo y algunos relacionan la cantidad de arcos, otras simbologías con el tarot.
Después de comer (bacalao a la nata) nos dirigimos a lo que fue nuestra segunda excursión.



Alfama, fue la única zona de Lisboa que el terremoto de 1755 no devastó, así que todo es original, cuando digo todo es TODO, pero eso ya lo descubriréis vosotros, desde allí se aprecian las mejores vistas de Lisboa.
Si coges el tranvía numero 28, casi todo su recorrido transcurre por Alfama, es una manera fácil de ver tan bonito arrabal, -Aunque recomiendo hacerlo a pie Lisboa y sobretodo el casco antiguo, no es necesario el transporte público-.

En el bario de Alfama se encuentra el castillo de San Jorge, el Panteón de Los hombres ilustres, hay una calle llamada Escuela Gerais, se denomina así en homenaje a esas Escuelas que tenían la misión de conservar el conocimiento par los marinero y los conquistadores.
La Catedral de Sé ( Santa María Mayor de Sé) la misma tiene un estilo arquitectónico románico.

Alfama tiene un trazado medieval, las calles angostas y empedradas(pícaras puesto que cuando están húmeda, pueden hacerte resbalar), con diferentes olores, atractivos, ropas colgando, azulejos. En Alfama se repita un aire bohemio, nostálgico donde los sentidos explotan por doquier. y la gente es amable, hay bodegones y hasta puedes comprar Ginjinha(aguardiente de guindas) golpeando una ventana.

Aunque como he mencionado antes, Lisboa no es una ciudad muy grande, para algún desplazamiento es necesario el transporte publico, nosotros optamos por una tarjeta recargable, que dura 24h y sale por unos 7 euros.


Belem bien vale una mañana, Sofía y yo barajamos la posibilidad de ir andando desde plaza de comercio, -ingenuos nosotros- es un largo paseo. Tampoco quiero facilitar tantos números de trenes y buses, (forma parte del viajero buscarse la vida).
Dos cosas importantes en Belem, primero: los pasteles, no hace falta que los busques, ellos te encuentran a ti. 
Segundo, trata de adivinar cual es casa personaje del monumento de los conquistadores, es un buen ejercicio y aunque parezca fácil te aseguro que no lo es.


No nos llevó mas de tres horas Belem, eso si al día siguiente volvimos a desayunar allí.
Otros atractivos de Belem, son el monasterio de los Jerónimos, La Torre de Belem, amabas de estilo manuelino propio de Portugal. A los pies de la torre los caminantes pueden apreciar la Rosa de los Vientos, un mapamundi de 14 metros realizado en distintos mármoles.

Otro lugar recomendado para los amantes de la literatura es vistar la fundación Saramago, Casa dos Bicos, muy cerca de la plaza del Comercio, enfrente de la fundación se halal el olivo centenario.
Junto al olivo, está emplazado un banco y dos mensajes en el suelo que rezan: "José Saramago 1992-2010" - "Mas não subiu para as estrelas, se à terra pertenecia" ( Pero no subió a las estrellas, si a la tierra pertenecía)".
Aunque no pudimos entrar porque la fundación estaba cerrada, el entorno del lugar generaba respeto, silencio, emoción , sobretodo sentarse al lado del olivo, repasar esa frase, y recordar la inmensa trayectoria de este escritor que recibió el premio Nobel de literatura  en 1998, vale la pena desde lo simbólico, y dan ganas de ponerse como meta leer otros libros de los tantos que escribió.


Definitivamente la premisa en Lisboa, es dejarse llevar por donde los pies te lleven, hay muchos miradores para apreciar el Tajo y la ciudad, muchos barcitos para ser un Lisboeta más.
Perderse para encontrar el pasado, lo nuevo, la diversidad, los sentidos a flor de piel, uno mira las aceras y son distintas tienen imágenes, símbolos de la identidad portuguesa, miras hacia arriba y el entramado de cables de tranvías y servicios te encuadran las fotos, el cielo, hasta las farolas son distintas con diseños que como dijimos antes, representan el pasado marino que tuvo Portugal.
PERDERSE EN LO DESCONOCIDO PARA SORPENDERSE Y MARAVILLARSE.