jueves, 5 de febrero de 2015

Coimbra

Llegamos tarde y corriendo, diría puesto que al bajarnos de la estación de las afueras Coímbra B, corrimos porque al otro lado de la vía estaba el tren que nos acercaba a la estación de Coímbra A, ubicada en el centro de la ciudad.

Elegimos esta ciudad, porque es la tercera de Portugal, esta camino a Oporto nuestro destino siguiente.

Por la noche caminamos por el centro más próximo, encontramos un sitio para cenar. Hay un dicho popular en Argentina que dice, "de noche todos los gatos son pardos", por ende, juzgar la ciudad por sólo recorrer su centro sería injusto.
Por la mañana, fiel a nuestro estilo empezamos a caminar, caminar, caminar hasta el hartazgo, para luego sentarnos en un bar y saborear café con las exquisiteces del lugar, NATA (cuyo lema era The World needs nata) recobrar fuerzas y seguir caminando, maravillándose, tomando fotos u notas, leer las paredes y sus mensajes, los graffitis, las referencias. 

Vayamos al grano, qué ver en Coímbra, el centro histórico, el Arco de Almedina, las estatuas dedicadas al Fado, género musical característico de Portugal, los coimbrenses, señalan que su FADO es distinto su Fado, que al lisboeta, hay muchos sitios para escuchar FADO: A Capella, La Casa del Fado

Hubo un episodio gracioso en nuestra caminata, puesto que subiendo la cuesta para llegar a las facultades, vimos un edificio atractivo, con una cúpula llamativa y con unas paredes que lo cubrían como si fuera una muralla, de ignorantes, o por no mirar el mapa, nos topamos con una penitenciaria, la cual déjenme decir no parecía. Nos reíamos de nuestro error.

Vimos la Cátedral Vieja, la Catedral Nueva, la Plaza de la República, el acueducto, eso en una zona de ciudad. Hay que aclarar que Coímbra está atravesada por el Río Mondego. 
  
También vimos la Biblioteca La Joaquina ubicada en el Patio de las Escuelas, donde hay otros atractivos, como el pórtico manuelino de la capilla de San Miguel, la torre, y la maravillosa vista a la ciudad y el río. Allí también volvimos por la tarde a ver como el astro sol yacía tras las colinas. El atardecer es el mejor momento para sacar fotos, compartir mates o cerveza.

En esa misma dirección se encuentran las diferentes facultades, entramos a varias porque tienen en su interior murales que especifican y representan los pioneros y lo que abarcó cada disciplina. Particularmente me llamó la atención en la Facultad de Medicina.



Coímbra tiene en el otro margen otros atractivos, el Monasterio Santa Clara, el Parque de los Pequeñitos (un parque temático para los niños).
También hay muchos atractivos naturales como el Jardín Botánico, se puede caminar a la vera del Mondengo, ver las gaviotas y patos como se alimentan, hay varios puentes que permiten cruzar de un lado a otro de la ciudad. 
Asimismo, existen muchos museos a los cuales se puede acceder, Museo de Arte Sacra de la Universidad, Museo Académico, Museo Antropológico, Casa Museo Bissaya Barreto, Museo de Física, Museo de Mineralogía y Geología, Museo de Historia Natural, Museo Nacional de la Ciencia y la Técnica, Museo Nacional Machado de Castro. 
Coímbra fue la capital de Portugal y su universidad es sumamente reconocida. La vida de la ciudad está marcada por la impronta estudiantil. Lo interesante para mí, esto podrán estar de acuerdo o no, allí el Doctor en Sociología del Derecho Boaventura de Sousa Santos, es profesor y director de estudios sociales de la facultad de economía de la Universidad de Coímbra.

Su libro "Una epistemología del Sur", valora el pensamiento, los saberes propios de Latinoamérica, despojados del colonialismo sufrido, por eso, haber estado allí para mí fue gratificante. Resaltó una frase del libro: "si somos ciegos, ¿Por qué vemos tan fácilmente la ceguera de los otros y por qué razón es tan difícil de aceptar nuestra propia ceguera? ¿Por qué juzgamos ver plenamente lo que sólo vemos muy parcialmente? Y si es así, ¿De qué vale siquiera ver?".
Saquen sus propias conclusiones.



El Encanto de Coímbra se basa en dejarse llevar por sus callecitas empedradas, resbalosas, la nostalgia del fado, de un Portugal que abre sus puertas al viajero para sorprenderlo en cada rincón. 

Creo, que la síntesis de Coímbra es esta imagen, nos atrapó. 
La araña teje buscando trazar su red, para nosotros puede ser una imagen con poesía.
Puede ser la metáfora de un cerebro enmarañado, la cortina, un filtro para la cámara, un hilo delgado, frágil como la felicidad. Un rumor de ola que el viento nos trae y sencibiliza al pasar como esa brisa, como esa luna siempre atenta a los ojos.
La araña es inteligencia puesto que teje y teje defendiéndose. Esto es otro de los tantos detalles que encontramos en Coímbra. 
Una ciudad que por momentos se halla detenida en el tiempo. Como viajeros, confesamos que hemos caminado, deteniéndonos en esos lugares, esas esquinas, en los lugares donde se palpa la ciudad, la mixtura de lo nuevo, lo viejo, lo cotidiano, lo ajeno al entorno. Vamos prestando atención a los detalles, observamos y vamos intuyendo donde esta la magia de la ciudad.    
Coímbra nos cautivo, es un paso obligado en Portugal, nos atrapó su gente, las luces y sombras de un pasado, los días maravillosos, la gastronomía exquisita. Y sobre disfrutar de la ciudad y decir internamente, acá me gustaría volver.