jueves, 5 de febrero de 2015

Oporto

LLegámos a Oporto temprano, descargamos las maletas en el hotel y nos dispusimos a patear toda la ciudad. En Oporto, pudes caminar, caminar más caminar, admirar, saborear el final de un tramo, así vivenciamos Oporto.
Para uno de nosotros era el final de las mini vacaciones y para otro era la mitad del viaje.
Esa Impronta nos permitió darnos todos los gustos, decir, ¿Tomamos esto? ¿Vamos otra vez allí?
¿Volvemos aquí? ¿Compramos obsequios, imanes, etc.?Oporto se encuentra a la vera del Duero, los primeros lugares que me vienen a la mente son la Riberiña y el puente de Luis I.

¿Qué ver? ¿qué no perderse?¿qué hacer?



Para empezar, caminar y dejarse llevar es la mejor forma de conocer la ciudad. Obviamente es obligación probar el vino que lleva el nombre de la ciudad, se pueden probar las cepas blancas o tintas. 
La gastronomía de Oporto es maravillosa, como en todo Portugal, la comida se luce por calidad y cantidad. La Francesihna y el tripado son típicos, sumado el Oporto.
Los sitios de interés, son la Estación San Bentos, la Torre de los Clericos, la librería Lello, el Peluriño. los conventos, el parlamento, tomar un café en la elegante cafetería Majestic, Palacio de la música, se puede tomar un tour de navegación por unos 50 minutos,  los barquitos te pasean por todos los puentes que comunican ambas orillas del río Duero, por un costo de unos 10 euros aproximadamente.

En la zona de la Riberiña, se encuentran los bares, uno al lado de otro, donde los turistas disfrutan del sol y la vistas del Duero. En frente de la Ribereña también hay bares pero vinculados a las bodegas del vino Oporto.

Las Calles angostas, los balcones y la ropa colgada o los habitantes mirando el paisaje, fumando serenamente.
También hay azulejos por doquier.
En Oporto se respira ese aire melancólico del puerto, lo inmutable de la nostalgia, casi un tango.

El Transporte en Oporto es muy bueno, el subte (metro) es moderno y comunica muy bien la ciudad, se puede utilizar la tarjeta Andante, aunque también existe un tranvía turístico.
Aunque, si no tienes el hotel alejado del centro-era nuestro caso- no es imprescindible para recorrer la ciudad.

Lo sorprendente es que uno/a comienza a caminar, a subir y bajar por diferentes calles y casi siempre desemboca en la estación de San Bento. Con esto queremos decir que es casi imposible perderse. 



Desde el puente de Luis I se aprecian unos atardeceres memorables.

La  Consigna de esta maravillosa ciudad, como recomendación para cualquier otra es y aunque nosotros preferimos caminar, pero es muy recomendable tomar uno de los muchos tours que la ciudad ofrece.